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L’Ombria Blat, galardonada como Lúpulo de Oro

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L’Ombria Blat de Cervezas L’Ombria, galardona como Lúpulo de Oro en el concurso de Cervezas Artesanas de la Comunidad Valenciana, celebrado el 29 de septiembre en la sala de catas del Centro de Turismo de la Generalitat Valenciana. A la cita acudió un jurado ecléctico entre los que destacan el crítico gastronómico Pedro G. Mocholí, el actual Nariz de Plata y sumiller de Plaerdemavida Alex Pitarch, el periodista Ricky Wigley, el maestro cervecero José Luís Játiva de territoriocervecero.com, Paco cervecero de Bierwinkel o las blogueras gastronómicas de Tweets & Food, entre otros. 



LAS PROVINCIAS (Viernes 3.10.14)

Artículo Fermentando Malta (Las Provincias)

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La cerveza artesana entra en la carta de los más selectos restaurantes

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Martín Mellado (fermentandomalta@gmail.com)

Fue un placer acudir a una presentación de cervezas artesanas en el marco del Caro Hotel, situado en el antiguo Palacio del Marqués de Caro. En el recorrido desde que se flanquea su restaurada fachada, hasta la coqueta y pequeña terraza donde se produjo el evento, se atraviesan restos de arcos de la época romana, se aprecian azulejos originales del siglo XV, se pasa entre cornisas y metas del antiguo circo romano valenciano y se flota sobre un mosaico del segundo siglo.

Es en este entorno donde María Ruiz organizó con sumo esmero la presentación de cuatro productores de cervezas artesanas, elaboradas en las tres provincias de la Comunitat Valenciana. La L’Ombría de Vallada traía la Blat, una cerveza de trigo al estilo weizenbier alemán, con carácter afrutado y refrescante y una IPA de amargor más suave que lo que suele esperarse de este tipo de cerveza, aspecto diferenciador que han buscado sus autores Ovidi y Edu. De la provincia de Castellón venía Montmirá, con sus cinco recetas, de sabores muy diversos, tanto por las variaciones que aportan los diferentes cereales y lúpulos que usan, como por la contribución de ingredientes como el dátil, la miel de romero o el jengibre. Castellonense así mismo es Badúm que acudía con tres cervezas de las que destacaría la originalidad que presenta su cerveza con alcachofa de Benicarló. También es insólita la alicantina Nispra que traía FrutaAltea, una cerveza que destaca por el suave gusto aportado por el níspero.

Tras catar una buena muestra de las 11 posibilidades, acompañados por suculentos aperitivos servidos desde el Meta Bar, surgió la oportunidad de improvisar una prueba de maridaje de algunas de estas cervezas con los platos del menú degustación del restaurante Alma del Temple. Este restaurante, con una ambiente muy especial al estar ubicado en los mismos cimientos de la muralla árabe que rodeó Valencia en el siglo XII, combina la línea gastronómica mediterránea con los toques de autor de su jefe de cocina norteamericano Brad Hyde, afincado en Valencia desde hace 10 años y que ha perfeccionado su aprendizaje en restaurantes tan afamados como Oscar Torrijos.

Atendidos en todo momento con máximo celo por Jorge Segura, los cuatro privilegiados que nos encontrábamos sentados en la mesa comenzamos a saborear platos y a disfrutar de su acompañamiento con cerveza, debatiendo y sugiriendo otras posibles alternativas. Así comenzamos con un pequeño aperitivo de salpicón de verduras con mejillón y mayonesa de lima. Los salpicones y ensaladas avinagradas difícilmente maridan con vino, siendo la cerveza su compañero ideal. Para este caso propusimos una cerveza de trigo, la Blat de L´Ombria que con su cuerpo medio aporta un agradable dulzor amargo que encajó bien con el salpicón.
La diversidad de los entrantes dificultó encontrar su maridaje, ya que componía de croqueta de corvina, foie gras con pan de especias y steak tartar a la japonesa. Nos decantamos por el sabor suave y afrutado del níspero que integra la Nispra que conjugaba especialmente bien con el foie y el steak tartar rebajando ambos sabores. Con una presentación espléndida nos llegó el huevo mollet con setas y verduras de temporada, virutas de jamón y una lámina de trufa negra. La cerveza de Badúm con alcachofa conjuga tanto con el huevo como con las setas, integrándose en el plato casi como una verdura más.
El plato principal de pescado era una corvina sobre una base de espinacas con costra de pan y almendra con salsa ravigote de alcaparras y pepinillo. La cerveza que seleccionamos, la IPA de L’Ombría, habría sido demasiado fuerte para el pescado pero resultó un compañero adecuado al aderezarse éste con la salsa de alcaparras y pepinillo. La carne era un lomo de buey de los Montes de Toledo con perejil y chalota acompañado de una milhojas de patata dorada y chalotas glaseadas. La fuerza del plato requería un sabor enérgico e intenso, por lo que seleccionamos la RoXa de Montmirá, que con su toque de jengibre y su ligero picor encajó perfectamente.
Para el postre de ensalada de frutos rojos con sorbete de yogurt y helado de frutos rojos no encontramos buen maridaje con las cervezas disponibles. Fue una lástima no disponer de una cerveza negra, tipo stout o belga de abadía, para poder acompañar el coulant de chocolate que tiene disponible en su carta el restaurante.
Resultó una velada muy agradable a la vez que instructiva, ya que sirvió para comprobar que la buena cerveza puede maridar con los mejores platos. Espero y confío que la alta cocina sea consciente de ello y de la demanda, cada vez mayor, de los que saben disfrutar de la más selecta comida regada con pan líquido. Así empezará a cambiarse la mentalidad de restaurantes con carta extensa de vinos y sólo dos o tres cervezas, normalmente una de ellas sin alcohol. Que ya no sea así en el restaurante Alma del Temple de Caro Hotel es una buena noticia para los y las amantes de la cerveza.

Fuente: http://comerybeber.lasprovincias.es/vinos-licores/cerveza-artesana-entra-carta-los-mas-selectos-restaurantes

Fermentando Malta · Las Provincias

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Aquí os dejamos un artículo escrito por nuestro amigo Martín, en el cual aparece nombrada por primera vez nuestra cerveza.

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Por Martin Mellado (fermentandomalta@gmail.com)
Llevaba ya tiempo esperando una oportunidad, o al menos una buena excusa, para acercarme por la renombrada Cervecería Artesanal Ruzanuvol y probar sus cervezas artesanales importadas de Italia. Como tenía que concretar algunos temas con mi amigo Eduardo Gandía, de cara a la próxima comercialización de sus cervezas L’Ombría, no me lo pensé más. Y lo aproveché para quedar en este local un día caluroso, a esa hora en que cae el sol y empieza a refrescar.
Allí conocí a Bárbara y Giovanni, regentes de la cervecería, que llegaron de Milán hace dos años cuando buscaban un cambio en su vida. Encantados de la ciudad de Valencia, su clima y su gente, decidieron establecerse en esta ciudad, dedicándose al mundo de la cerveza artesanal que ya conocían de su país. Si bien inicialmente se plantearon elaborar su propia cerveza, diversas vicisitudes les obligaron a declinar este proyecto y decantarse por importar cerveza de dos empresas de la región Lombarda, Birrificio Lambrate y Birrificio Italiano.
Según nos explicó Bárbara, “en Ruzanuvol se pueden degustar productos típicos italianos como embutidos y quesos, una variada selección de bocadillos y variantes de tapas españolas preparadas con ingredientes traídos de Italia”. Pero es la cerveza artesanal italiana el gran reclamo del local. En su barra suelen disponer de cuatro tiradores fijos y un quinto en el que pinchan barriles distintos según la ocasión.
Y a eso que nos dedicamos Eduardo y yo, probando medias cañas, mientras comentábamos sus perspectivas cerveceras. Tuvimos ocasión de catar inicialmente una rubia de tipo pils, refrescante, clara y con aroma a lúpulo equilibrado que nos resultó muy agradable. De características similares parece ser que es la Monteestella, porque desgraciadamente no pudimos probarla ya que se había terminado el día anterior. Luego probamos la variante que tenían pinchada estos días, una Weizen de trigo, tipo alemán, con aromas a manzana que nos resultó excesivamente ligera para nuestras expectativas.
La doble malta Sant’ Ambroeus, con sus 7,1º y sabor afrutado, nos sorprendió por su cuerpo suave. No en vano, según Bárbara, en su cervecería de origen en Milán esta es la cerveza de las mujeres, que no prefieren el sabor ligero que las cervezas de mayor cuerpo. Sin embargo, sí que tenía cuerpo realmente alto, un marcado aroma a lúpulo y una menor graduación (6,2º) la última cerveza que pudimos probar, de tipo Bock, personalmente más afín a mis gustos.
En definitiva, fue una agradable tarde, en la que pasé un buen rato debatiendo sobre cervezas y su proceso productivo con Eduardo y Bárbara, en este establecimiento especializado en cervezas artesanales. Sus bebidas bien valieron la pena y son altamente recomendables sobre todo para aquellos que disfruten con una cerveza suave y artesanal, sinónimo de calidad en este caso.